“Primero te negarán, después te criticarán y finalmente acabarán haciendo aquello que trataste de enseñarles al principio”
El Surfing, ¿es cuestión de talento o entendimiento? ¿Es un deporte en el que solo “los buenos son buenos por su talento” o cualquiera puede llegar a ser un buen surfer? A lo largo de mi vida deportiva he conseguido no solo encontrar las respuestas a estas preguntas sino también a como ayudar a otros a ser un buen surfer desde la práctica y no desde el talento.
Conoce mi historia…
Mi nombre es Héctor Medina Villanueva y soy surfista desde los años 90 y entrenador de surf desde el año 2006. Tras haber practicado en mi infancia otros deportes como el fútbol, la natación, el tenis, la lucha canaria, el balonmano, etc…, siempre supe que mi sueño era poder aprender a surfear.…
Mis primeros pasos en el surf
Mi primer contacto con el Surfing fue a principios de los años 90 por medio de una vieja tabla de surf que llegó al barrio donde vivía no se sabe ni cómo ni porqué… A partir de ahí fue un amor a primera vista que hizo que toda mi energía y mi atención se transformaran en pasión hacia el Surfing.
No había un deporte que me llenara tanto como el deslizar las olas sobre una tabla de surf. No había emoción ni experiencia tan intensa como la idea de ir a surfear con los amigos a una nueva playa, una nueva aventura…
Una vez pude tener mi primera tabla, empecé a luchar contra todas las barreras de aprendizaje que se interponían entre mi deseo de surfear una ola y la realidad. No era tan fácil hacerlo y mucho menos hacerlo bien. Es más, ni siquiera sabía que estaba bien y que estaba mal.
Algunos amigos más “aventajados” conseguían ponerse de pie y cruzar la ola generando velocidad mediante pisotones en la tabla (error típico conocido como “matar cucarachas”), pero yo ni siquiera era capaz de eso. Mi lucha principal era saber que tenía que hacer. Aquello era puro aprendizaje por descubrimiento.
Recuerdo que cada vez que sentía algo de velocidad o conexión con la ola, trataba de recordar ese momento y lo repetía-visualizaba durante todo el día en mi casa. El objetivo era poder volver a encontrar en la siguiente sesión una ola similar que me pudiera dar la oportunidad de reproducir una sensación similar.
Era un camino, largo, lento, duro y frustrante hasta el abandono. Es por ello que la mayoría de surfers de mi generación abandonaban antes de tiempo. Justo en el momento en el que la falta de técnica básica te impedía seguir progresando-disfrutando.
La revelación
Un día cayó en mis manos una revista americana de surf. Ojeando sus páginas con atención, encontré una foto en página completa de un surfista en una ola grande muy agachado en la base de la ola. Se trataba de Sunny García en Sunset Beach realizando un bottom turn con maestría. Aquello fue como descubrir el santo grial.
Esa imagen se quedó grabada en mi retina y subconsciente, puesto que a partir de ahí mi objetivo cada vez que iba a surfear era imitar esa postura en la base de la ola, con lo cual mi lectura de la ola era siempre bajar recto y tratar de realizar un bottom turn.
Casí nunca me salía bien, pero las pocas veces que lo lograba sentía una aceleración tras el bottom turn desde la base hacia la cresta de la ola que no sabía luego como gestionarla, puesto que salía siempre proyectado hacia la cresta y pensaba que volaba.
Por otro lado, mis amigos seguían «matando cucarachas» en la ola en incluso realizando sus primeros off the lips, floaters o pequeños aéreos… A priori iban ganando nivel de surf, pero… ¿Y los fundamentos técnicos? ¿Eran los correctos? Nadie lo sabía. A día de hoy, sigo practicando este deporte y he aprendido a dominar los fundamentos técnicos permitiéndome surfear cualquier tipo de tabla en cualquier tipo de condiciones. Al final la tortuga siempre supera a la liebre.
